9 de Marzo de 2009
El enorme y creciente costo que han representado para los contribuyentes de EU los planes de rescate a instituciones financieras y empresas privadas ha generado un enorme descontento, que incluso ha provocado que los niveles de aceptación que gozaba el presidente Obama hayan bajado de manera importante en estos últimos días.
Y es que la percepción de la gente en ese país es que el gobierno del presidente Obama está siguiendolos mismos pasos que sus antecesores y no hay resultados. Sólo se le está echando dinero bueno almalo, mientras se siguen hipotecando los destinos de los estadounidenses y se preguntan con toda razón, ¿por qué debemos los contribuyentes rescatar a los irresponsables y bandidos que nos llevaron a esta crisis?, ¿cómo podemos seguir subsidiando los planes de rescate cuando cada vez existe mayor desempleo?
Como prueba de lo anterior, el déficit fiscal al mes de febrero podría superar los 200,000 millones de dólares, que de ser correcto, implicaría un déficit de octubre a la fecha de 769,000 millones de dólares versus 459,000 millones que se tuvieron de déficit en todo el 2008. Así, ya algunos comentan que el déficit fiscal para este año podría rondar la espeluznante cifra de 1.5 trillones de dólares. Para poner este número en contexto y tener una idea de lo que representa, la semana pasada el exsecretario del tesoro, Larry Summers, y miembro del actual equipo económico decía en un foro en Washington, que si en vez de hablar de 1 trillón de dólares habláramos de 1 trillón de segundos y retrocediéramos en el tiempo esa cifra, hoy estaríamos en el año 30,000 aC, es decir, su amigo estaría escribiéndoles esta columna en una cueva a través de jeroglíficos.
Por su parte, la tasa de desempleo alcanzó niveles no vistos desde 1983 al ubicarse en 8.1%, lo que traducido a idioma humano significa que desde que iniciara la crisis en diciembre del 2007 se han perdido prácticamente 4.4 millones de empleos, pero lo que es aún más grave, es que tres cuartas partes de estos empleos se han perdido en los últimos seis meses, lo que demuestra que vamos en caída libre.
A lo anterior se sumaron un rosario de malas noticias que generaron la expectativa de que este trimestre pudiera ser casi tan malo como el último del año anterior, en que el PIB se contrajo 6.2%, y que los sueños de una recuperación económica a partir del segundo semestre se esfumaran. A pesar de todo lo anterior, se anuncio que el gobierno inyectaría 30,000 millones de dólares a AIG para no dejarla morir y los auditores externos de General Motors informaron que está con estertores. Como consecuencia, los principales indicadores bursátiles se derrumbaron una vez más y con mayor fuerza que la semana anterior, y como México no está exento de lo que pasa en el resto del mundo, nuestra moneda volvió a perder casi 1% y las tasas domésticas siguieron su trayectoria ascendente.
Por lo pronto, el día de hoy habrá que estar pendientes del dato de inflación que publicara Banco de México en donde se espera se ubique en niveles de 0.23%, lo que llevaría a la tasa anual a 6.2 por ciento. Mientras sigan las presiones cambiarias, las presiones inflacionarias se mantendrán y las tasas no tendrán mucho espacio a la baja. Con todo lo que ha pasado, se me viene a la mente una frase del gran estadista Winston Churchill que me gustaría se les quede presente: No sirve decir “hacemos lo mejor que podemos” Para triunfar hay que hacer lo que sea necesario.
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