lunes, 29 de diciembre de 2008

Bolivia Alfabetizada

El 96% del pueblo de Bolivia sabe leer. Reportaje de La Jornada

sábado, 27 de diciembre de 2008

Defendiendo el Agua

El Pueblo de Bolivia defendiendo el agua, que en su momento comenzaron a privatizar.

jueves, 25 de diciembre de 2008

domingo, 21 de diciembre de 2008

Orígenes de las Fiestas Decembrinas Mexicanas

Maestro Luis Manuel Monroy
Círculo de Estudios Brújula Metropolitana - 18 de Diciembre de 2008

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Alberto Arista en el Hemiciclo a Juárez



Lucia Morett, Rebeca Estrada (Banca Ética) y la Dra. Fernanda Campa en el Hemiciclo a Juárez

Asamblea Dominical Informativa
14 de Diciembre de 2008

Lucia Morett


Rebeca Estrada - Banca Ética


Dra. Fernanda Campa

martes, 16 de diciembre de 2008

!Zapatazo a Bush!

Como a los perros, a zapatazo limpio, fue recibido W.C.Bush en una conferencia de prensa. Una vez que los guardias de seguridad sometieron al reportero que lanzó el zapato a Bush, se observa como le pegan. En países musulmanes, lanzar un zapato a otra persona significa que esa persona es repudiada.

Nuevas Representaciones Guadalupanas en México y Estados Unidos Parte I

Nuevas Representaciones Guadalupanas en México y Estados Unidos Parte II



Conferencia con la Dra. Rosa Margarita Zires Roldán
quien es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, y sus trabajos publicados y de investigación han abarcado temas como el papel ideológico y político de los medios de comunicación, procesos locales y colectivos sobre comunicación oral, la dimensión política del rumor, nuevas estrategias políticas y religiosas, La visión feminista chicana sobre la Guadalupana, y actualmente esta trabajando sobre el movimiento de la APPO.
Esta conferencia se realizó en el "Circulo de Estudios Brújula Metropolitana"
y la Asociación Diputados Constituyentes de 1917 A.C que se reúne los días jueves de cada semana en el Museo Casa de Carranza ubicado en Rio Lerma 35, Esq. Rio Amazonas Col. Cuauhtemoc.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Wall Street: Fin de una era - El Economista



Para los cientos de turistas que, cámara en mano, visitan Wall Street a diario, la Bolsa de Nueva York ofrece una imagen imponente.
La enorme bandera estadounidense amarrada a las columnas corintias. Las esculturas de la fachada que simbolizan la prosperidad de una nación capitalista. La estatua de George Washington que observa todo con ojo adusto desde el otro lado de la calle.
Estos monumentos reflejan en buena medida el espíritu osado y emprendedor que ayudaron a forjar la identidad de Estados Unidos y a convertirlo en una potencia mundial.
Pero a medida que las principales firmas de inversiones se derrumban, son vendidas o pasan a ser operaciones comerciales convencionales, vale preguntarse si la ciudad que por generaciones fue conocida como la capital financiera mundial puede conservar ese título y la desafiante arrogancia que la caracterizaron por tanto tiempo.
• Se transforma
La transformación comenzó mucho antes de la crisis del 2008 y “va a tomar muchos años recuperar nuestro liderazgo mundial”, afirmó Ron Chernow, autor especializado en la historia de Wall Street. “Nueva York ha sufrido grandes daños, y creo que algunos son permanentes”.
Primero, Bear Stearns estuvo a punto de cerrar sus puertas. Se salvó porque fue comprada por JPMorgan Chase con la ayuda de un aporte de 29,000 millones de dólares del gobierno.
Luego Lehman Brothers se convirtió en la firma más grande de EU que se declara en bancarrota y el banco británico Barclays adquirió secciones claves de esa firma. Y la misma Merrill Lynch, desde siempre asociada con el famoso toro de Wall Street, anunció que será adquirida por un banco comercial del interior, el Bank of America de Carolina del Norte.
Citigroup, por su parte, se debilita día a día.
Al mismo tiempo, sitos como Londres, Tokio y Hong Kong han pasado a ser centros financieros de una magnitud tal que bien podrían hacerle competencia a Nueva York.
La Bolsa de Nueva York sigue siendo mucho más importante que la de Londres. En el 2007 se negociaron acciones por valor de 10,300 billones de dólares, el triple de lo negociado en la capital inglesa.
Pero el peso financiero de ciudades como Londres crece a un ritmo mucho más rápido que el de Nueva York. Entre 1997 y el 2007, el capital nuevo recaudado en Nueva York descendió casi un cuarto, en tanto que el de Londres se cuadruplicó, según la Federación Mundial de Bolsas de Valores.
Los índices de capitalización del mercado interno también aumentan a ritmo más acelerado en Londres que en Nueva York.
“A corto y mediano plazo, EU seguirá siendo un centro financiero muy importante, probablemente el más importante. Pero dentro de unos cinco años, no estoy tan seguro”, manifestó Lorenzo Gallai, experto en estadísticas de la Federación Mundial de Bolsas de Valores.
• Nueva York en problemas
Una pérdida de status en el mundo de las finanzas podría perjudicar a Nueva York en varios niveles. Aquí la gente deposita su dinero y están los puestos mejor pagados.
Esto genera grandes ingresos impositivos, muchos trabajos y alimenta un estilo de vida caro, según Richard Sylla, conservador del Museo de Finanzas de Estados Unidos y profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de Nueva York.

El año pasado, 11% de los empleados de la ciudad trabajaron en industrias relacionadas con el mundo de las finanzas y de los seguros, y acapararon el 40% de los ingresos que generó la ciudad.
Se pronostica que la crisis hará desaparecer miles de puestos de trabajo.
Incluso los grandes ejecutivos de trajes a rayas, que arriesgan miles de millones de dólares con cada decisión que toman y perciben ganancias monumentales, podrían ver disminuir sus ingresos.
A medida que las firmas de inversiones se convierten en bancos comerciales, se verán sometidas a mayores controles del gobierno, lo que limitará sus posibilidades de correr riesgos y también el potencial de generar ganancias.
El gobierno invirtió miles de millones de dólares en el rescate de la industria bancaria, por lo cual esas instituciones deberán ser más conservadoras en sus inversiones, según Chernow. Los contribuyentes no tolerarían los riesgos que habitualmente corren las firmas de Wall Street, mencionó.
“Cuando uno piensa en Wall Street, le viene a la mente la imagen de firmas osadas, emprendedoras, que se llevan el mundo por delante”, dijo Chernow. “Ese estilo de manejarse pasó a la historia”.
David Henderson lo sabe bien. Trabaja en la Bolsa de Nueva York, como lo ha hecho toda su familia desde que su tatarabuelo inició esa tradición familiar alrededor de 1860, hace cinco generaciones.
Por entonces, Londres era la capital financiera mundial, y lo siguió siendo hasta la Primera Guerra Mundial. A esa altura fue desplazada por Nueva York.
Henderson se pregunta ahora si llegó el fin de una era.
“Esta atmósfera de negocios arriesgados que reinó durante años va a ser más contenida”, comentó.
• Pronto para pronosticar el fin
Otros creen que es demasiado pronto para pronosticar el fin de la era de domino de Wall Street.
“Cuando uno sale del edificio de la Bolsa de Nueva York todos los días, se encuentra con miles de turistas que toman fotos y que ni siquiera pueden entrar”, declaró Ted Weisberg, quien trabaja allí desde hace 40 años. “Pero nunca hay nadie frente a la bolsa de Londres, ni en el edificio de (los índices) Nasdaq”.

Hay quienes piensan que el declive de Nueva York comenzó hace años.
En el 2006, el alcalde de la ciudad Michael Bloomberg y el senador Charles Schumer advirtieron que Nueva York podía ser desplazada como capital financiera y lo achacaron a lo que describieron como una atmósfera de excesivas regulaciones.
El principal economista de la ciudad, Frank Braconi, dijo en octubre que la crisis actual “aceleró el proceso de dispersión financiera que había comenzado hacía tiempo” y opinó que “en el futuro Nueva York tendrá que compartir (con otros) el escenario” en el mundo de las finanzas.
La pérdida de influencia de Nueva York podría beneficiar no solo a las otras capitales financieras, sino también a ciudades del interior.
“Lo que funcionaba muy bien en Nueva York eran los bancos de inversiones”, manifestó Chernow. “Pero luego pasaron a ser bancos comerciales y la verdad es que a los bancos comerciales les puede ir muy bien en Charlotte, Carolina del Norte; Chicago o San Francisco. No necesitan el ambiente de Nueva York para prosperar”.
RDS

miércoles, 3 de diciembre de 2008

México se nos escapa de las manos - Juventino Castro y Castro



Martes, 2 Diciembre, 2008 - Milenio Diario
A continuación se reproduce íntegra la carta que el ministro envió al director de este diario, en la que lanza un llamado a los que todavía creen en el país, en el marco de la lucha contra el crimen organizado y la corrupción

Juventino Castro y Castro dice que el país ha caído en manos de peligrosas mafias. Foto: René Soto / Archivo

A mis noventa años, en que empiezan las obsesiones testamentarias conteniendo las últimas consideraciones y sintiéndome ya muy próximo a rendir la gran cuenta final, estoy convencido —y así se lo manifiesto con la mayor sinceridad— que: México se nos escapa de las manos.
Es decir: creo que por nuestro egoísmo, por nuestra reticencia a actuar, por nuestra indiferencia, por nuestro conformismo, estamos perdiendo —posiblemente en forma irremisible— a nuestra Patria. Entendiendo por perder, dejar de considerarla un refugio adecuado para ser nosotros.
No estamos intentando ser dignos de ella, ni sintiéndonos descendientes de una notable cultura mestiza que esperábamos, desde los inicios del siglo XIX, nos llevaría a conformar una América mexicana (como nos bautizó José María Morelos y Pavón) que iluminaría con su sapiencia a un continente libre e independiente, ante todo.
Me dirijo hoy a numerosos mexicanos, entre los cuales incluyo a usted con total convicción, porque creo que con el poder energético que conlleva una enorme capacidad de influir en nuestras posturas y en nuestras decisiones, sí se tiene la voluntad social de transformarnos en el gran país que merecemos ser.
Son palabras que sinceramente me salen de lo más profundo de mí ser, como último llamado que manifestaré a los que realmente creen en México y en los mexicanos.
Igualmente a los que han mostrado su dolor al señalar, y denunciar hechos patentes, y que han mostrado su pena al mencionar, y precisar, que es una realidad que nuestra patria ha caído en manos de peligrosas mafias, que son —en el terreno ético-social— los grupos delincuenciales que ilícitamente se dedican al narcotráfico (producción, transporte, venta, enviciamiento, supresión de sus enemigos o de los ajenos para lo cual les pagan, blanqueo de activos, etc.), o —en el aspecto político — legalmente autorizados (funcionarios, empresarios y tapaderas) que nos han convertido con la complicidad de nuestra manifiesta conformidad pasiva, en un pueblo de miserias —materiales y éticas—; en un pueblo de desempleo, de inseguridad y de confusión, que masivamente emigra al extranjero, horrorizado de su país. Todo un pueblo en fuga.
Sin negar la patente importancia, la trascendencia, y la peligrosidad de otros factores sociales, apunto principalmente aquí a la corrupción (la pública y la privada), que se inició con los gobernantes pillos, y ha hecho escuela mayor en todos los mexicanos, a los cuales ha alterado su sólida cultura de alta calidad humana.
La corrupción, y la impunidad que han inducido, significa la consolidación en sistema de unos funcionarios ambiciosos, casi siempre en colusión con los delincuentes. Pero en mi concepto ello no es lo principal, sino que lo son sus consecuencias.
El origen de ello —en mi personal concepto— es el enviciamiento de nuestra cultura. Una cultura de la cual nos mostramos por siglos tan orgullosos por ser la mezcla, la conjunción, de dos etnias, cabezas de la civilización y del refinamiento de dos pueblos, líderes de dos distintos y contrastantes Continentes que se encontraron (no tan felizmente) en el siglo XVI.
Esta convicción ya estaba en mí desde 1981, año en el cual bajo el seudónimo de Víctor Chavert (Víctor por ser mi segundo nombre y el patronímico porque mi madre se apellidó Castro-Chavert) escribí un modesto ensayo, al cual intitulé Diálogo de mestizos.
De esa obra se publicaron varias ediciones por editoriales diversas —y en alguna privada—, hasta que se constató la necesidad de actualizarla, porque desde que se editó por primera vez México perfeccionó su desbarranque, y por ello se publicó en 2005 una versión actualizada con el nombre de Los motivos del mestizo, que editó Porrúa.
En esa época aún vivía el gran psicoanalista, doctor Santiago Ramírez, quien me hizo el honor de prologar mi modesto ensayo. Y dijo de él: “Chavert (Castro) nos muestra a un mexicano en ocasiones maniaco, que encubre una profunda depresión quizás por la carencia de identidad, en otras epileptoide, con agresividad crítica y con pegajosidad y diminutivos abundantes en los periodos intercríticos. Juego de engaños en todo su esplendor, el mexicano en casi todos sus actos se ha visto precisado a firmar letras de cambio que no pagará, bajo la presión del cañón de una pistola.”
Pero con anterioridad ya nos había resumido la opinión de destacados mexicanólogos, en el siguiente sentido: García Granados y Riva Palacios nos describen y novelan. Más en la actualidad Alfonso Reyes nos coloca la X en la frente, y Daniel Ramos considera esencial el complejo de inferioridad. Octavio Paz nos define como hijos de la Malinche, mujer abruptamente hendida y penetrada, chingada.
Al terminar mi mandato activo como ministro de la Suprema Corte de Justicia, que aún soy, a fines del año 2003, me atenazaba la necesidad de implementar una acción consecuente con mis anteriores indicaciones sobre las fallas de nuestra cultura mestiza mediante la integración de una asociación que se dedicara exclusivamente a proyectar un programa de cambio cultural en México.
Por ello, formé en unión de otros amigos coincidentes en esos propósitos, una asociación civil que se intituló Cambio de la cultura en México. Por cierto el lema que para ella se aprobó fue el de: Cambias tú; cambia México.
Resulté mejor conceptualista que progresista impulsor de asociaciones sociales. Reconozco —y aquí lo confieso paladinamente— que mi gran ineptitud y gran desconocimiento de obras de tal tipo, fue manifiesta, y los éxitos y adelantos fueron nulos.
La asociación a la fecha todavía tiene existencia legal y registros en orden, pero ya en su calidad de proyecto fracasado.
Ahora intento convencer a los mexicanos que deseen el bien social del país —y no su beneficio personal— no tanto a continuar este fallido intento que ha quedado atrás, sino a conformar otro proyecto que —ante todo— concientice que nuestra destruida patria se nos diluye de las manos, y que intente la recuperación del país.
De nuestra viciada cultura que nos conforma, creo sinceramente que debemos, como principio de cualesquiera otros pasos, destruir nuestros vicios culturales.
No podría ser siquiera lógico que propongamos que se adopte la cultura de la legalidad, a un pueblo que ha tomado como bandera actuar convenencieramente bajo una cultura de la ilegalidad.
Posiblemente (esto lo propongo con gran cuidado y con entendible desconfianza) sí podría proponerlo reestructurando el sistema educativo de los primeros años del ciclo escolar, para que los niños desde su más tierna edad identifiquen y practiquen una cultura positiva, y no nada más mencione, como ordena el segundo párrafo del artículo tercero constitucional que precisa como obligación del Estado mexicano que se induzca a una educación que tienda a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano, fomentando en él el amor a la patria, y la conciencia de la solidaridad internacional en la independencia y en la justicia, o como mandata el inciso c) de la fracción segunda del propio artículo, cuando precisa que la educación “debe contribuir a la mejor convivencia humana, la convicción del interés general de la sociedad en los ideales de fraternidad e igualdad de derechos de todos los seres humanos, evitando privilegios de razas, de religión, de grupos, de sexos o de individuos”.
Pero ante todo destruyendo los vicios del actual status, que elimine de nuestra cultura permisionaria la corrupción, principalmente de hábitos y costumbres que los mexicanos practican y cultivan (la mordida; la procura de una ventaja indebidamente expensada, y rechazar las normas jurídicas; la reventa, el influyentismo; la admiración y el apoyo a quienes (como los grandes delincuentes), triunfan eliminando todo escrúpulo ético; propiciando la impunidad tan criticada por el pueblo, pero tan buscada por lo infractores.
El mexicano (sigo exponiendo mi criterio personal) debe entender y manejar la ética social, que desprecia profundamente: no nos importa comprar cosas robadas (el chueco, tan conocido) o falsificadas; los productos piratas; sostienen (en contra de quienes sí se atienen a la regulación legal) al comercio irregular callejero; roban la luz (mediante diablitos), abandonan o saquean a los heridos o necesitados; destruyen la propiedad ajena, aunque el procedimiento no les produzca beneficio alguno.



El mexicano se entusiasma con la evasión de impuestos, por cualquier sistema del cual tome conocimiento, porque nunca ha conectado al impuesto con el otorgamiento de los servicios públicos.
Nuestros connacionales deben aceptar que nos debemos conducir diciendo la estricta verdad. Prefiere el cuento, la mentira, que se dice piadosa; el adorno o el albur.
Debemos transformar nuestro profundo egoísmo, nuestra ambición desmedida aunque lo contrario lesione a otro, y entender lo que es el interés colectivo frente al individual, como obvia voluntad del pueblo soberano.
Es una ironía: un país (el nuestro) que fue el pionero en reconocer constitucionalmente (en 1917) los derechos sociales, sin anular los derechos individuales, en 2008 los ignora, los desprecia, los trampea, los combate.
Grave tarea (grave y compleja) es la que pretendo deberían realizar los mexicanos para cambiar radicalmente su actual cultura viciada.
¿Podría usted comentar y sugerir una mecánica adecuada para plasmar todo ello en un proyecto nacional que tome consciencia de que en nuestro país los mexicanos deberían hacer algo al respecto?
¿Podría usted proponer algún procedimiento para despertar a los mexicanos?
¿Podríamos nosotros —los intranquilos— utilizar alguno de los sistemas modernos de comunicación masiva para propiciar la acción social que aquí se sugiere?
Mi llama —ya de por sí tan tenue— se apaga; encomiendo mis esperanzas en aquellos que creen que vale la pena luchar por la Patria.
Con el respeto de siempre.